Para existir, la radioafición debe tener acceso al espectro de frecuencias de radio. Sin esto, nuestro equipo de radio es como un automóvil sin carretera o como un barco sin agua —talvez interesante para verlo, pero completamente inútil.
La radioafición existe para el propósito de auto-capacitación, intercomunicación e investigaciones técnicas. Para lograr estos amplios objetivos, debe darse acceso a los radioaficionados al espectro de radio desde las frecuencias más bajas hasta las más altas. Sin embargo, el acceso espectro es algo cada vez más valioso. Los intereses comerciales con gusto pagan billones de dólares por acceso a las frecuencias que ellos requieren a fin de poder vender servicios de telecomunicaciones. El espectro de radio es tan valioso que aún los usuarios gubernamentales o militares están bajo una gran presión para ceder frecuencias para explotación comercial.
En un ambiente así, ¿cómo podemos los radioaficionados defender y expandir nuestro acceso al espectro? Por definición, nuestro interés en la radio no es financiero. Apenas podemos competir, dólar por dólar, con los intereses comerciales. Tampoco podemos competir con ellos por atención; nuestras voces individuales son demasiado débiles para ser escuchadas por encima de sus argumentos extravagantes y frenéticas ofertas.
El futuro puede verse sombrío, pero recordemos esto: ya ha sucedido antes y la radioafición sobrevivió y próspero.
Allá por 1920, se asumía en general que la radiocomunicación solamente podía ocurrir a través de largas distancias utilizando ondas muy largas — mientras más bajar la frecuencia, mejor. Antenas muy grandes y mucha potencia fueron la regla en las estaciones comerciales y gubernamentales. Entonces, los radioaficionados descubrieron que las señales de onda corta podían ser escuchadas alrededor del mundo. La carrera comenzó muy pronto para explotar este fenómeno recién descubierto. Los radioaficionados, las mismas personas cuyos experimentos habían revelado el valor de las ondas cortas en primer lugar, estaban en grave peligro de ser dejados de lado.
En ese momento, había pocos países dónde los radioaficionados habían podido organizarse en asociaciones nacionales. En muchos países, la operación de radioaficionados era desalentada fuertemente o aún, ilegal. Afortunadamente, hubo personas visionarias que comprendieron el problema y pudieron encontrar una solución. En 1925, se reunieron en París y crearon formalmente la Unión Internacional de Radio Aficionados, o IARU.
Inicialmente, la IARU tenía miembros individuales. Una vez hubo suficientes miembros en un país dado para hacerlo, se formaba una seccional de la IARU. Pronto hubo tantas seccionales de la IARU que se convirtió en una federación de asociaciones nacionales.
El primer desafío importante para la IARU ocurrió en 1927 en la Conferencia de Radiotelegrafía Internacional de Washington. Los radioaficionados pudieran haber sido forzados fácilmente hacia bandas que hubieran sido demasiado estrechas para soportar el futuro crecimiento. En vez de eso, se ganaron asignaciones que todavía conocemos hoy en día como 160, 80, 40, 20 y 10 metros, con una sub-banda en 5 metros que se movió a 6 metros después de la Segunda Guerra Mundial. Las otras bandas de radioaficionados que ahora disfrutamos fueron el resultado de décadas de esfuerzo paciente por medio de la IARU. De menos de 30,000 radioaficionados con licencia en 1927, el movimiento de la radioafición ha crecido a tres millones. De los representantes de 25 países que formaron la IARU en 1925, la IARU ha crecido para incluir a 160 asociaciones nacionales que representan virtualmente a cada país con radioaficionados suficientes para formar una organización.
Los radioaficionados individuales apoyan el trabajo de la IARU por medio de su membresía en su propia sociedad nacional miembro de IARU. Ese apoyo es vital para el futuro de la radioafición. La IARU es reconocida por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) como la representante de los intereses de los radioaficionados alrededor del mundo. Es nuestra voz en las oficinas y salas de reuniones de la UIT y organizaciones regionales de telecomunicaciones, donde se toman las decisiones que afectan nuestro futuro acceso al espectro de radio.
Los representantes de la IARU en estas reuniones son voluntarios. Los presupuestos combinados de la IARU y sus organizaciones regionales equivalen solamente a centavos por mes por cada radioaficionado con licencia. Desafortunadamente, no todos los radioaficionados son miembros de las sociedades miembros de IARU, así que la carga recae en aquellos que sí lo son.
Todos los radioaficionados con licencia se benefician del trabajo de la IARU, sean o no miembros de su sociedad nacional miembro de la IARU. Pero cada radioaficionado con licencia debería ser miembro. Solamente combinando nuestros esfuerzos de esta manera podemos garantizar la salud futura de la radioafición, para nosotros y para las generaciones futuras.
Estos son algunos de los logros de la IARU:
- Banda de 21 MHz mundialmente (WARC 1947)
- Servicio de Satélites de Radioaficionados creado (WRC-Space 1971)
- Bandas de 10, 18 y 24 MHz mundialmente, banda de 1.8 MHz mejorada (WARC 1979)
- Más bandas de satélites de radioaficionados, asignaciones de microondas (WARC 1979)
- Extensión de 7 MHz (WRC 2003)
- Relajación de algunas restricciones para facilitar comunicaciones durante desastres (WRC 2003)
- Banda de 136 kHz mundialmente (WRC 2007)
- Banda de 472 kHz mundialmente (WRC 2012)
- Pequeña banda de 5 MHz mundialmente (WRC 2015)
- Asignación de 50 MHz en la Región 1 (WRC 2019)
- Mejoras en roaming internacional para radioaficionados
- Reconocimiento de las comunicaciones de emergencia de los radioaficionados, importancia de estándares de EMC para proteger a los servicios de radio contra interferencia.
Una perspectiva informativa más detallada sobre el desarrollo de la IARU desde su fundación inicial hasta 1993 puede encontrarse en un documento de Dick Baldwin, Presidente de la IARU de 1982 a 1999 y antes de eso, Secretario por seis años. El manuscrito transcrito está disponible aquí.
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